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En pleno debate popular sobre si al Nou Mestalla entran diez, veinte o cien trabajadores diariamente y dónde se ponen porque lo cierto es ... que es bastante difícil detectarlos, la realidad indica que el Valencia de momento está sacando adelante todos los filtros que se le ponen en el camino, al menos desde el punto de vista oficial. Aunque es bastante notorio que en el recinto de Cortes Valencianas no hay una actividad frenética de las labores propias de una construcción de esta grandísima envergadura –mucho menos si se compara en algún momento con esos mil operarios que en todos los sentidos están trabajando actualmente en el Roig Arena–, el hecho de que haya superado el primer control oficial es una cuestión importante teniendo en cuenta todo el revuelo y la atención que hay prácticamente sobre este estadio desde que en enero se volvieron a abrir las puertas. El tiempo pasa y aunque las labores se centran sobre todo en aspectos poco vistosos de la estructura interior, la verdad es que desde el exterior no se percibe ningún avance notorio.
El famoso calendario, el cronograma, es una de las cuestiones que seguramente dará mucho que hablar hasta que en verano de 2027 el estadio esté a punto de acoger el acto inaugural. Fue precisamente por las fundadas sospechas de que Peter Lim se pase otra vez de listo y no cumpla con lo pactado, por lo que el pleno del Ayuntamiento de Valencia aprobó en el pasado mes de marzo una moción en la que se dejaba constancia de que fueran los propios técnicos municipales los que inspeccionaran y comprobaran in situ si realmente la actividad del Nou Mestalla está ajustándose o no a los planes previstos.
La propuesta surgió de las filas de la oposición. En concreto, la concejala socialista María Pérez fue la que le coló un gol al gobierno municipal planteando esta moción que, desde el punto de vista popular, tenía todo el sentido del mundo pero que en el juego de la política suele extrañar ya es raro que haya un consenso casi global de todos los partidos que forman la Corporación. Esta vez, la iniciativa socialista fue respaldada con los votos no sólo de Compromís –suelen ir de la mano en muchos pasos que tienen que ver con el Valencia– sino también del PP y de Vox. Tan sólo los dos concejales no adscritos (ex de Vox) se desmarcaron del asunto. El Partido Popular –por si acaso– justificaba de la siguiente manera y en un breve comunicado ese respaldo a los socialistas para que el club entregara también las certificaciones mensuales: «El gobierno siempre apoyará todas las medidas para garantizar que el club cumpla con la ciudad». Lo curioso es que Meriton, cuando quiso, dejó de cumplir su parte del pacto hasta el punto de provocar que el propio Consell tuviera que acabar enterrando la famosa ATE.
La moción de marzo del PSPV decía así en su punto segundo: «Que el Ayuntamiento de Valencia envíe a la inspección a comprobar la obra en cada uno de los hitos establecidos en el cronograma, siendo estos en la actualidad los siguientes: -Inicio de obras. Acta de replanteo de obras, conforme LOE: 11 Enero 2025 - Inicio trabajos Arquitectura. Interior estadio: 21 mayo 2025 - Inicio Montaje Estructura cubierta. Pilares Exteriores: 29 diciembre 2026 - Inicio trabajos hormigón, escaleras exteriores: 10 febrero 2026 - Hito conclusión cubierta exterior Estadio: 23 abril 2027 - Finalización obras. Emisión CFO.: 11 julio 2027».
Fue pues a finales de mayo cuando a los pocos o muchos obreros que hay en Cortes Valencianas se les unió esta delegación que venía a comprobar si el asunto va acorde a lo previsto o si Meriton quiere colarle al Ayuntamiento el enésimo gol por la escuadra. No las tenía todas consigo la edil María Pérez por «los incumplimientos constantes hasta la fecha» –en referencia a la actitud del club con la ciudad– y por eso «resulta imprescindible que este seguimiento del cronograma se haga minuciosamente para que se cumplan los plazos».
No hay que olvidar que esa aparente sintonía de todos los grupos políticos –la misma que aprobó las fichas urbanísticas hace un año– ha saltado de manera repetitiva por los aires cuando ha sido el Valencia el eje del debate. La misma auditoría externa que pidieron los partidos ha sido, por ejemplo, objeto de agrio enfrentamiento. El Gobierno municipal dio por bueno el trabajo que realizó Vielca Ingenieros pero la oposición lo ha cuestionado de principio a fin, con el respaldo también del colectivo UVAM.
Un nuevo convenio
Unos salieron eufóricos, otros tranquilos por todo lo contrario. En ese pleno de marzo Compromís aprovechó una grieta en el Gobierno y aprobó con los votos del PSPV «la moción para la firma inmediata de un nuevo convenio con el Valencia». PP y Vox votaron en contra y fue clave la abstención de Badenas y de Herrero«. Compromís fundamentaba su propuesta para que la ciudad pudiera »asegurarse unos derechos y unos beneficios que, en caso de incumplimiento de Lim, conllevarán una sanción económica«. PP y Vox dijeron que el Secretario General advirtió que el Pleno »no es el competente para aprobar un convenio, sino que es la Junta de Gobierno«.
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