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El levantamiento del cadáver, horas después del asesinato de Antonio, en la calle Calamocha de Valencia. Manuel Molines

¿Qué fue del piso de Maje y Antonio?

La vivienda de Patraix estuvo vacía tras el crimen hasta que los nuevos propietarios la adquirieron hace año y medio sin saber su trágica historia: «Al principio nos quedamos en shock»

Domingo, 8 de junio 2025, 00:29

Los crímenes no sólo dejan familias destrozadas y vidas partidas por la mitad. También marcan a fuego los lugares donde se han perpetrado y este es el caso del número 18 de la calle Calamocha, en el barrio valenciano de Patraix. Fue allí, en un cuarto piso, donde vivieron María Jesús Moreno, Maje, y su marido, Antonio Navarro Cerdán, antes de que éste fuera asesinado el 16 de agosto de 2017 en un crimen organizado por su pareja y uno de sus amantes, Salva.

Esta propiedad fue adquirida por el el matrimonio de Novelda el 18 de febrero de 2016. Antonio era el propietario del 80% y la asesina, del 20% restante. Se escrituró por 107.000 euros. Meses después, en septiembre de ese año, contrajeron matrimonio en el pueblo. El inmueble tenía vinculada una plaza de garaje en el tercer sótano, el punto en el que Salva se ocultó para acabar con la vida de Antonio a cuchilladas. El aparcamiento tiene su entrada junto al número 14 de la citada calle. Es decir, no se llega por el ascensor. Hay que salir a la calle un instante, caminar y luego descender. Es el recorrido que hizo la víctima y reconstruimos de manera exacta en el vídeo superior.

Después del crimen, la viuda ya no quería pisar el inmueble. Los primeros días tras el asesinato Maje se fue a Novelda, su pueblo, para estar en compañía de los suyos. Pero sus dos trabajos estaban en Valencia y en Torrent, por lo que tuvo que regresar a la ciudad. Pero el piso de la calle Calamocha, decía, le daba miedo. Lo frecuentaba lo justo. «Yo paso por el garaje y se me ponen los pelos de punta», mencionó a su madre en una conversación interceptada por la Policía. Prefería hacer vida en la casa de su amante José, el publicista.

La viuda pisó por última vez el piso de Patraix tras ser arrestada, el 10 de enero de 2018. La Policía Nacional la llevó hasta allí para un registro de su domicilio. Como necesitaban a dos testigos, los agentes y la empleada judicial que les acompañaba recurrieron a unas vecinas de los pisos inferiores, dos hermanas que se prestaron a ello.

Son Amparo y Pepa. «Cuando vimos llegar a Maje con los policías no sabíamos que estaba ya detenida, pensábamos que era cosa de la investigación porque no iba esposada», recuerdan. Una de ellas, Amparo, metió la pata. Lo hizo, eso sí, con muy buena intención y movida por amabilidad con quien había perdido a su esposo de manera trágica: «Le invité a cenar y, claro, ella ni contestó. Uno de los policías se sonrió disimuladamente. Luego lo comprendí todo. Estaba ya detenida».

Esa inspección duró unos 30 minutos. «Fueron habitación por habitación y se llevaron un teléfono móvil y un 'pendrive'», recuerdan las vecinas. Los policías dijeron a la viuda: «Si quiere llevarse algo, ahora es el momento». Maje «iba con la cabeza gacha y no respondía a nada, en todo ese rato no pronunció ni una palabra», reviven.

A partir de ahí, el piso de Patraix, recién reformado, se quedó vacío. Con su dueño asesinado y su viuda en prisión por el crimen. Según los vecinos, fue la familia de Antonio la que se encargó de gestionar la venta del inmueble y «de vez en cuando vimos a su hermano». Eso sí, «nadie puso ningún cartel de anuncio», describen los residentes consultados. El inmueble «se quedó vacío en los cinco años siguientes y fue ya en 2023 o principios de 2024 cuando lo compraron unos nuevos propietarios», estima uno de los habitantes del edificio.

Un hombre camina el viernes junto al garaje donde se cometió el crimen. Abajo, el edificio y la cerradura que abrió Salva con las llaves que le dio Maje para poder acceder. J. Luis Bort / LP
Imagen principal - Un hombre camina el viernes junto al garaje donde se cometió el crimen. Abajo, el edificio y la cerradura que abrió Salva con las llaves que le dio Maje para poder acceder.
Imagen secundaria 1 - Un hombre camina el viernes junto al garaje donde se cometió el crimen. Abajo, el edificio y la cerradura que abrió Salva con las llaves que le dio Maje para poder acceder.
Imagen secundaria 2 - Un hombre camina el viernes junto al garaje donde se cometió el crimen. Abajo, el edificio y la cerradura que abrió Salva con las llaves que le dio Maje para poder acceder.

Curiosamente, ha sido otro joven matrimonio aún sin hijos los que han adquirido la casa que perteneció a Antonio y Maje. Es un perfil muy similar, pero con una pequeña diferencia. Ellos tienen un perro. «Son encantadores, unas personas estupendas», coincide la vecindad. Según los residentes consultados, descubrieron la triste historia de los antiguos propietarios después, cuando ya se establecieron. Al principio fue difícil, pero ahora se sienten felices con su nueva casa. Eso sí, «cuando nos enteramos nos quedamos en shock», admite la pareja.

LAS PROVINCIAS trató de conocer cómo es su nueva vida en un lugar tan marcado de la historia criminal valenciana, una casa que también recrea la exitosa ficción de Netflix sobre el caso, 'La viuda negra'. Ellos prefieren no hacer declaraciones. «Sentimos un respeto absoluto tanto por la familia de Antonio como por la de María Jesús», expresaron.

Según residentes del edificio, en el tiempo que siguió al arresto de Maje se vio alguna vez su madre llevarse algunos objetos personales de la homicida. Pero otros de Antonio o bien compartidos por el matrimonio se quedaron allí: ropa masculina, pelotas de tenis, recuerdos de su viaje de novios a Méjico, unas letras grandes de corcho de la boda (A y M), medicamentos caducados, zapatos... Todo esto tuvo que ser retirado por los nuevos moradores cuando compraron el hogar.

En Calamocha 18 sigue habitando Víctor Mas, presidente de la finca. Fue la persona que se topó de bruces con el horror. A las 14 horas salió de su casa con su moto para ir a por su novia y le llamó la atención que el coche de Antonio estuviera en la plaza (normalmente era Maje la que dejaba allí su Fiat pero le convenció de que lo dejara él para el plan homicida con Salva). «Al volver», sobre las 15.20 horas, «vi manchas de sangre en la parte trasera izquierda», describió a la Policía. Después apreció «unas piernas en la parte delantera y abundante sangre». Su reacción fue inmediata: avisar en la Comandancia de la Guardia Civil, que está en la misma calle, a unos 100 metros.

Los vecinos recuerdan todavía el paso de Maje y Antonio por el edificio. «Ella era más bien parada, muy elegante y poco habladora, bastante discreta», cuenta una mujer del edificio, «como si no hubiera roto nunca un plato». Amparo Bueno, otra residente, recuerda a la víctima: «¿Antonio? Un hombre muy abierto, más sociable que su mujer, emprendedor y muy implicado en las reuniones de vecinos. Se le veía muy exigente con la reforma que hicieron en su casa».

Refugio de Los Inhumanos en los años 80

La historia de esta vivienda del barrio de Patraix es todavía más extensa. No por motivos tristes, sino por su vínculo con todo un mito de la escena musical valenciana. Allí habitó Alfonso Aguado, líder de la célebre banda valenciana de rock gamberro Los Inhumanos. «Fue entre el 86 y el 89», recuerda el artista. «Cuando me casé me fui a vivir allí y estuve alquilado», si bien en los años posteriores se mudó a otra vivienda de la avenida Giorgeta de Valencia.

«No tenía ni idea de que allí había habido un crimen. ¿Qué pasó?», pregunta Aguado al conocer la tragedia de 2017. Durante su estancia en la casa, el líder musical y los otros doce colegas de la banda (llegaron a ser 30) se reunían, ensayaban y preparaban sus actuaciones. Bien lo saben las vecinas de abajo, Pepa y Amparo, que sufrían los «tremendos jaleos» o el patio «todo lleno de carteles y pancartas del grupo». En alguna ocasión le preguntaron: «¿Alfonso, que hacéis moviendo camas a las tres de la mañana?».

Aguado da fe de aquella etapa de ilusión y cierta tortura para la comunidad de vecinos: «¡Es que en esa casa se compusieron casi todos los éxitos del grupo!«. Y suma una curiosidad: » Cuando me fui del piso de Calamocha se quedó a vivir allí Chanel. Ella era una bailarina de striptease que venía con nosotros y convertimos en Inhumana».

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